Thursday, May 25, 2006

ERA DE VIOLENCIA



La violencia política entre los dos bandos, que había crecido a medida que se acercaban las elecciones presidenciales, se intensificó una vez finalizado el proceso de elección del Presidente y se mantuvo sin tregua durante toda la administración de Gómez, desde 1950 hasta 1953. Ninguna región del país estuvo ajena a la confronta­ción, aunque el fenómeno fue principalmente rural y no urbano, con excepción del propio 9 de abril. Algunas regiones, como las plani­cies costeras del norte y el departamento de Nariño, sufrieron menos que el resto del país, donde incidentes aislados que venían ocurriendo desde 1946 provocaron reacciones en cadena de represalias y contrarrepresalias, mientras en los Llanos Orientales y en algunos otros lugares surgieron bandas organizadas de guerrilleros liberales que acosaban a los agentes del gobierno y a sus simpatizantes y protegían a los sitiados liberales. En el bando opuesto, grupos de vigilantes gobiernistas' con nombres pintorescos como «chulavitas» y «pájaros» perpetraban asesinatos y asaltos en serie con aparente impunidad. En conjunto, se trata de una historia horripilante, en la cual murieron entre 100.000 Y 200.000 colombianos. El esfuerzo por explicar la ola de violencia ha generado una vasta y creciente cantidad de estudios históricos y sociológicos, que se suman a un impresionante número de obras li­terarias que recrean la era de la violencia.

Las explicaciones que han surgido oscilan entre versiones simplistas del conflicto de clases y abstrusas interpretaciones sicoló­gicas del impacto cultural de la «modernización». Desde luego, algu­nos de los hechos violentos no fueron más que actos de bandidaje puro, llevados a cabo por delincuentes profesionales o por liberales y conservadores que previamente habían sido expulsados de sus fincas por adherentes del partido contrario y que adoptaron la vida criminal como la manera más práctica de supervivencia en las circunstancias del país. En algunos casos, los motivos políticos fueron utilizados como mampara para ocultar groseras motivaciones económicas. Un terrateniente codicioso o una banda de campesinos atropellados


Con el fin ostensible de vengar alguna atrocidad, pero en realidad
para usurpar las tierras de las víctimas. Hubo otras formas de moti­vación económica disfrazada, pero el hecho es que muchas de las áreas más afectadas habían sido anteriormente escenarios de descon­tento agrario, o tierras recientemente colonizadas donde existía com­petencia por buenos terrenos para cultivo de café, o donde los títulos de propiedad no estaban claramente definidos. Sin embargo, casi nunca se escuchó hablar de campesinos liberales en conflicto con terrate­nientes liberales (ni de conservadores contra conservadores de clase social distinta). Generalmente, la violencia enfrentó a campesinos de un partido contra campesinos del otro, mientras los grandes propieta­rios, para no mencionar a los profesionales y hombres de negocios de los dos partidos, permanecían en la relativa seguridad de las ciudades. Existen, por lo tanto, buenas razones para considerar la hereditaria rivalidad partidista entre liberales y conservadores como la causa principal de la Violencia. Los sucesos políticos habían desencadenado el proceso y las rivalidades políticas lo mantenían vigente. Pero la dramática intensidad de la competencia entre los partidos colombianos habría sido impensable si el nivel de desarrollo rural en términos sociales y económicos hubiera sido más alto. Sola­mente un campesinado semianalfabeto y con las más imprecisas ideas sobre lo que ocurría en el país se habría dejado convencer de que los miembros del partido contrario estaban aliados con el diablo; y es poco creíble que el control de un gobierno local con un presu­puesto anual de menos del 1.000 dólares fuera motivo suficiente para salir a matar gente en pequeñas poblaciones donde predominaba una terrible pobreza, aunque es reconocido que las dependencias mu­nicipales podían influir también en las disputas sobre la posesión de la tierra u ofrecer diferentes tipos de protección. El hecho es que la Violencia fue, como ya se anotó, un fenómeno predominante­mente rural. Las ciudades, donde los niveles educacionales eran más altos y donde había mayor variedad de medios de subsistencia, quedaron en gran medida a cubierto.

1 Comments:

At 11:52 AM, Blogger Carlos said...

Muy bien transcrito. ¿Cuál es la fuente? ¿Dónde están las comillas?

 

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